La Space Needle desde una azotea secreta |
Bueh, acá me tienen de nuevo, no andaba muerta, ni de parranda, sólo un poco ocupada y con un poquito de falta de inspiración. Pero ya pasó, y hay hartas cosas para contar. Creo que lo más crucial fue que nos vinimos a vivir a la ciudad de Seattle en la costa Oeste por razones laborales. Después de un poquito de estrés estos últimos meses finalmente abandonamos nuestra querida ciudad de políticos para venirnos a la ciudad de la lluvia, como muchos nos metieron cuco. La verdad es que siendo del norte de Chile, me gusta la lluvia. La lluvia siempre es un evento mágico y positivo en La Serena. Cuando era chica, uno aprovechaba de desempolvar el paraguas, hacer sopaipillas con la excusa correcta, y salir a mirar los autos que quedaban varados en las posas que siempre se forman en la Avenida del Mar. Acá, como la gente ya está acostumbrada al agua, no pasa nada, de hecho ni siquiera andan con paraguas, y si se pone a llover, te pones tu gorro y caminas un poco más rápido con las manos en los bolsillos (porque na que ver mojarse las manos).
Este lado del país también se caracteriza por tener bellos paisajes, y la gente en general es bien buena para salir a hacer actividades al aire libre. Eso sí que según un tipo que ha vivido acá hace algunos meses más que nosotros, cuando a uno le preguntan qué le gusta hacer, como que siente obligado a decir "hiking" aunque en verdad odies cualquier actividad física, sólo por el hecho de que estás en este estado conocido por sus senderos de hiking. Es como que digas que vives en Chile y no te gusten los mariscos. Uno tiene que mentir miserablemente y decir "sí, igual como machas a la parmesana y camarones...?". A todo esto, por acá también hay hartos productos del mar, aunque como no me gustan los mariscos (no le digan a nadie), sólo he probado pescados, que en verdad han estado bien buenos.
Ya han pasado algunas semanas desde que llegaron (casi todos) nuestros muebles de DC y por fin tenemos la casa más armada como casa. Ayer llovió, así que aproveché que tenía una excusa legítima para cocinar unas sopaipillas, y me di cuenta que no están en el blog! así que acá va la receta, que también voy a empezar a traducir en inglés, para que mis amigos que no hablan español puedan reproducir algunas de las comidas que probaron en nuestra casa en DC. Estas sopaipas son más bien gorditas. Si le gustan más planas, entonces omita los polvos.
El zapallo, símbolo del otoño por acá por los Estados Juntos |
Sopaipillas (para unas 12 unidades)
220 gr (1 taza) de zapallo cocido y molido*
2 cdas. de mantequilla con sal derretida
350 gr (3 tazas) de harina
1 cdta. de polvos de hornear
1/2 cdta. de sal
1-2 cdas. de agua
Aceite para freír
En un bowl mezclar el zapallo con la mantequilla. Agregar la harina, los polvos de hornear y la sal. Mezclar todo con un tenedor y continuar con la mano cuando se vuelva difícil con el tenedor. Mezclar con la mano hasta formar una masa lisa y que no se quede pegada a las manos, pero que sea maleable y más bien húmeda. Puede que sea necesario agregar 1 o 2 cucharadas de agua para juntar toda la masa. Tapar con papel film y reservar.
Calentamos el aceite para freír en una olla honda. Llenar de aceite hasta alcanzar unos 5 cm (o 3 dedos) de altura. Preparar una bandeja que aguante el calor con papel absorbente para estilar las sopaipas.
Por mientras, formamos las sopaipillas cortando la masa en unos 12 pedazos de igual tamaño. Ovillar cada pedazo y aplastar con la palma de la mano hasta que quede lo más plano posible. Hacer unos 5 hoyos con las yemas de los dedos. Cuando tenga suficientes para llenar la olla sin sobre cargarla, poner a freír en el aceite caliente. Deberían subir a la superficie al tiro, si no, el aceite está muy frío. Después de unos 2 minutos, dar vuelta para que se fría por los dos lados. Si se demoran mucho en dorar, entonces dele más guaraca al fuego, si se están dorando mucho y muy rápido, chante un poco la moto. Cuando estén listas, déjelas estilando en papel absorbente. Sirva calientes con el condimento de su preferencia.
*El zapallo se puede cocinar en agua hirviendo, o al horno. Si lo hace al horno, precaliéntelo a unos 220ºC (425ºF). Embetune el zapallo con un poco de aceite y sazónelo con sal. Cocine en el horno por unos 40 minutos o hasta que al insertar un cuchillo éste no oponga resistencia.
Acá era cuando uno se ponía creativo y hacía sopaipillas con forma de p*co cuando chicos |
In English:
Sopaipillas (makes 12)
220 grams (1 cup) of cooked and pureed pumpkin or any yellowish squash, such as butternut*
2 tb salted butter, melted
350 grams (3 cups) of AP flour
1 tsp. baking powder
1/2 tsp salt
1-2 tb water
Oil for deep frying
In a bowl, mix the pumpkin and butter. Add flour, baking powder and salt. Mix initially with a fork, but get your hands in there as soon as it becomes too difficult to stir. Make a smooth and soft dough. It shouldn't stick to your fingers, although it should be just a little tacky. It may be necessary to add 1 or 2 tb of water in the mixing process to bind everything together. Shape into a ball, and wrap in plastic while the oil is heating.
Prepare a pot for deep frying. You should have about 2 inches of oil. Prepare a baking pan with paper towels to drain the sopaipillas once they're ready.
While the oil is heating up, form the sopaipillas by cutting the dough into 12 equal-size pieces. First, shape them into rough balls, then press with the palm of your hand to flatten each. You can make them as flat as you want, but they will puff up while cooking. Make 4-5 holes with the tips of your fingers on each (or you can also pierce with a fork 5 times all over each sopaipilla), so that they don't inflate during frying. Once you have enough to fry without overcrowding your pot, fry them in the hot oil, meanwhile, form the next batch. It should take about 2 minutes per side, and they should come up to the surface and float almost as soon as you put them into the oil. If they don't, then the oil is too cold. If they brown too quickly, the oil is too hot. Once they're golden brown on both sides, fish them out with a slotted spoon or metal tongs and drain on the paper-towel lined pan. Serve while still warm with the topping of your choice!
*You can either boil the squash or roast in a 220ºC (415ºF) oven for about 40 minutes, or until a knife inserted comes out easily.
En la casa uno siempre se come una antes de sentarse a la mesa "pa probar no más" |